Hace unos días, hablando con mi padre, le hice una pregunta que me rondaba la cabeza desde hacía tiempo:
—¿Tú crees que hoy en día compensa ser agricultor?
Me miró serio y me respondió sin pensárselo:
—En cincuenta años, el joven agricultor dejará de existir.
Y por muy dura que suene, creo que tiene razón.
El joven agricultor en peligro: datos que lo confirman
Ser joven y querer vivir del campo en 2025 es casi un acto heroico. O de locura.
Según datos del Ministerio de Agricultura, menos del 5% de los titulares de explotaciones agrarias en España tiene menos de 35 años (MAPA, 2024).
Y la edad media del agricultor español ya supera los 61 años.
Cada año hay menos jóvenes incorporándose, y no es porque no les guste el campo. Es porque el sistema no les deja. La agricultura actual está pensada para expulsar, no para atraer.

Ser agricultor desde cero: misión casi imposible para los jóvenes
La mayoría de los jóvenes agricultores lo son porque heredan tierras, maquinaria, conocimientos…
Pero si no vienes de familia agricultora, la cosa cambia. Empezar de cero en el campo hoy es un suicidio financiero.
Un joven que quiera montar una explotación agrícola se enfrenta a esto:
- Precio medio de una hectárea de regadío: más de 30.000 €
- Tractor nuevo básico: desde 50.000 €
- Sistemas de riego, naves, almacén, energía, trámites legales…
- Burocracia interminable: PAC, seguros agrarios, controles, autorizaciones…
Y todo esto sin saber si vas a ganar algo el primer año. Ni el segundo. Ni el tercero.
Precio agrícola vs supermercado: una diferencia que arruina al agricultor
A esto se suma el desfase entre lo que cobramos en el campo y lo que paga el consumidor. Es insultante.
- Melón: 0,40 €/kg en origen → 2,50 €/kg en supermercado
- Limón: 0,20 €/kg en el campo → más de 1,80 €/kg al público
- Lechuga: 0,25 €/unidad al agricultor → 1 €/unidad en el lineal
Esta diferencia no solo es injusta. Es inviable. Los márgenes del agricultor son ridículos. Y los riesgos, enormes.
Y lo más grave: los jóvenes lo ven. No son tontos. Saben que si entran en el sector van a trabajar mucho, invertir mucho, y ganar poco… o nada.
Agua para la agricultura: recortes del Tajo-Segura y precios inasumibles
En zonas como el Campo de Cartagena, el agua es vida. Y también es política.
Los recortes del trasvase Tajo-Segura no solo reducen el agua disponible, sino que la encarecen. Los pozos, las desaladoras y otras alternativas son más caras y menos eficientes.
Regar una hectárea con goteo puede costar entre 1.000 y 2.000 euros al año, según el tipo de cultivo. Y eso sin contar las subidas del precio de la luz o el gasóleo.
El mito de que el agua en el campo es gratis es mentira. El agricultor la paga. Y cada vez más cara. Y cada vez más tarde.

Normas europeas injustas: el agricultor cumple, el importado no
Otro obstáculo clave son las normativas europeas.
Cada año se prohíben productos fitosanitarios, se imponen nuevas obligaciones medioambientales o de etiquetado, se restringen fertilizantes… Y todo eso podría tener sentido si se aplicara igual para todos.
Pero no. Lo que se nos prohíbe aquí, se permite en productos que vienen de fuera. Marruecos, Egipto, Sudáfrica… pueden producir con sustancias que aquí están vetadas.
Y lo peor es que luego esos productos entran al mercado sin apenas controles.
Nos obligan a competir con desventaja. Y así no hay forma.
Principales barreras para los jóvenes agricultores
- Acceso a la tierra: caro y en manos de pocas familias
- Altísimos costes de entrada: maquinaria, instalaciones, insumos
- Burocracia excesiva: ayudas complicadas, trámites eternos
- Problemas con el agua: recortes del trasvase y precios elevados
- Competencia exterior desleal: sin las mismas normas
- Precios en origen bajísimos: no cubren costes
- Falta de estabilidad: dependencia de la climatología, del mercado y de decisiones políticas
El relevo generacional en la agricultura está en peligro
Muchos jóvenes no se acercan al campo porque ni se lo plantean. Otros lo intentan… y se rinden.
Incluso quienes tienen tierras familiares, cada vez lo ven más difícil. Antes, quedarse con la finca era casi natural. Hoy, es una decisión complicada.
La frase más común entre muchos padres agricultores es:
“Estudia, hijo. Aquí ya no se puede vivir.”
Y así, poco a poco, el relevo generacional desaparece. Y con él, el futuro del campo.
¿Y fuera de España? Así lo están haciendo otros países
Este problema no es exclusivo de España, pero aquí se agrava por la falta de medidas valientes.
- En Francia, más del 10% de los agricultores tiene menos de 35 años. Tienen bancos públicos de tierras, ayudas rápidas y formación tutorizada.
- En Alemania, el Estado media en el alquiler de fincas para jóvenes y facilita la compra de maquinaria colectiva.
- En Portugal, existen líneas de crédito específicas para menores de 40 años que se incorporan al campo.
En España, todo depende de la PAC y de algunas ayudas regionales… que muchas veces llegan tarde, mal o ni llegan.
¿Y si no se hace nada? Un futuro sin jóvenes agricultores
Si no se toman medidas urgentes, esto es lo que puede pasar en menos de 15 años:
- Miles de explotaciones cerrarán por falta de relevo.
- Aumentará la dependencia de productos extranjeros.
- Se dispararán los precios de los alimentos.
- Desaparecerán saberes tradicionales y cultivos locales.
- Se acelerará el despoblamiento rural.
- El campo dejará de ser un espacio productivo… para convertirse en postal.
No es una exageración. Es lo que ya está empezando a pasar.

¿Qué necesita un joven agricultor para quedarse en el campo?
No necesitamos más discursos. Necesitamos medidas reales y valientes:
- Acceso a tierras a través de bancos públicos o alquileres bonificados
- Agua asegurada y a un precio justo
- Precio mínimo garantizado o mecanismos de protección del valor en origen
- Simplificación real de los trámites y ayudas accesibles de verdad
- Formación, asesoramiento y acompañamiento a quien empieza
- Controles estrictos a las importaciones
- Campañas de dignificación del oficio agrícola
Conclusión: sin ayudas reales, el joven agricultor desaparecerá
El joven agricultor no está desapareciendo por casualidad. Se está apagando entre trabas, abandono institucional y silencio mediático. Y si no lo contamos, si no lo denunciamos, lo normalizarán. Como si no pasara nada.
El campo no necesita palabrería. Necesita condiciones reales para que un joven pueda sembrar, cosechar… y vivir de su trabajo. Porque sin jóvenes en el campo, no hay agricultura. Y sin agricultura, no hay futuro.
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Y como muchas otras que están por venir.
Fuentes
- Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA)
- Eurostat – Agricultural Labour Force Statistics (2024)
- COAG – Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos
- Informe del Observatorio de la Cadena Alimentaria (2023)
- Boletín Oficial del Estado – Real Decreto 1048/2022
- UPA – Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos
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Preguntas frecuentes
¿Qué es un joven agricultor según la normativa española?
Se considera joven agricultor a toda persona menor de 40 años que se incorpora a la actividad agraria como titular de una explotación por primera vez, cumpliendo una serie de requisitos técnicos y administrativos definidos por la PAC (Política Agraria Común).
¿Cuáles son las principales ayudas para jóvenes agricultores en España?
Las principales ayudas provienen de:
- Subvenciones de la PAC para incorporación
- Ayudas regionales específicas (cada comunidad autónoma tiene sus convocatorias)
- Créditos bonificados y exenciones fiscales
El problema es que muchas veces estas ayudas llegan tarde, tienen demasiados requisitos o no se adaptan a la realidad de los jóvenes.
¿Por qué hay cada vez menos jóvenes agricultores?
Las causas principales son:
- El alto precio de la tierra y la maquinaria
- La baja rentabilidad del sector
- La burocracia excesiva
- Las restricciones hídricas y medioambientales
- La competencia desleal de productos importados
Todo esto hace que muchos jóvenes ni se lo planteen, y los que lo intentan, a menudo abandonan.
¿Cuál es la edad media de los agricultores en España?
Según datos del Ministerio de Agricultura (MAPA), la edad media del agricultor español supera los 61 años. Solo el 5% tiene menos de 35 años.
¿Qué consecuencias puede tener la desaparición del joven agricultor?
Si no hay relevo generacional:
- Cerrarán miles de explotaciones familiares
- Aumentará la dependencia alimentaria del exterior
- Subirán los precios de los alimentos
- Se perderán saberes y cultivos tradicionales
- Se agravará el despoblamiento rural
En resumen: sin jóvenes, no hay futuro para el campo ni para la alimentación local.